Qué fácil es encontrar razones valederas para decaer y sentir que no deberíamos seguir. Qué difícil es encontrar el camino por el que podamos cultivar nuestra mente, espíritu y alma, para volver a ser fuertes. La orden de Dios de dejar el desaliento y comenzar a estar fortalecidos en Dios para enfrentar las adversidades es URGENTE, per es un camino difícil que debemos transitar con firmeza y decisión.
Útil te quiere Dios
Fortalézcanse nuevamente, porque se han debilitado.
Fíjense bien por dónde caminan para que su debilidad no los haga perder y así puedan salvarse.
Traten de vivir en paz con todo el mundo y tengan una vida libre de pecado.
El que no tenga una vida dedicada a Dios, no podrá ver al Señor.
Tengan cuidado de que ninguno de ustedes pierda el favor de Dios, ni sea como mala hierba, pues esto los puede perjudicar a todos. Hebreos 12:12-15 PDT
Estaba leyendo sobre las guerras y hay un dato que me sorprendió: desde el siglo XVIII sólo ha habido 11 años en los que no hubo alguna guerra en el planeta tierra, pero, decía también, que era probable que durante esos 11 años, haya habido pequeñas guerras, en lugares apartados, de las cuales nunca se supo.
Nuestro mundo no va a mejorar, si crees que Dios es veraz, debes estar seguro de esto: la maldad aumentará cada vez más y si la maldad aumentará, el sufrimiento también y como hijos de Dios debemos aprender a encontrar fortaleza para vivir la vida a plenitud, alcanzando bendición, en un mundo que se destruye cada vez más.
…mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; Romanos 5:20
…pero cuanto más aumentó el pecado, aumentó aun más el generoso amor de Dios. Romanos 5:20 PDT
A mayor maldad, mayor amor de Dios para sus hijos. Y amor generoso. Gracia, ese bien que no merecíamos es lo que Dios nos quiere dar en medio de un mundo destruido.
Debemos aprender a caminar erguidos entre los escombros y los derrumbes de este mundo porque Dios tiene bendición para sus hijos.
A nuestro alrededor muchas cosas se están derrumbando y transformándose en escombros a nuestros pies.
Cuando vemos que se destruyen las familias, las iglesias, los círculos de amistad, los trabajos, las economías, los planes, los sueños, la salud… parece inevitable que nos cansemos.
Sí, a lo largo de nuestras vidas, muchas veces nos cansaremos porque las circunstancias nos desalientan, porque el pecado nos ciega, porque el pecado de otros nos lastima, porque el cansancio de otros nos desanima, porque el dolor nos detiene, porque las batallas perdidas nos hacen perder la esperanza de ganar la guerra…
Las manos caídas y las rodillas paralizadas representan un profundo desaliento, desgano y desesperanza. Y Dios nos manda que se fortalezcan. Y vos y yo miramos los escombros que hay a nuestro alrededor y cada trocito nos es tan amado, y hasta quisiéramos agarrar un pedacito de recuerdo, que preferiríamos sentarnos entre esos escombros, a seguir delante. Se nos hace imposible fortalecer nuestras rodillas así que pensamos en quién nos podrá ayudar.
Pero nadie puede levantar las manos por vos. Nadie puede mover las rodillas por vos. Nadie puede declarar que te vas a levantar, ni Dios.
Viendo a la fisioterapeuta tratando a papá entendí lo que Dios dice. Ella fue las primeras veces y movió sus piernas por él, le colocó electrodos y pero después sólo se paraba y decía: “A ver Labandera” y esperaba que papá hiciera solo los ejercicios que fortalecerían otra vez sus piernas.
Los movimientos que Dios hace por nosotros es acercarse para decirnos: “Ya fue suficiente” y sus electrodos son la orden: “Fortalézcanse”.
Dios esta noche está aquí, y nos está diciendo: “ya fue suficiente” y nos está poniendo el electrodo “fortalézcanse” y está esperando que aún en medio de nuestro dolor, nuestra limitación, nuestra decepción, nuestra desesperanza, nuestras dudas, levantemos los brazos y volvamos a caminar.
Y es sorprendente porque no dice: “fortalézcanse los que no han sufrido mucho”, ni dice: “fortalézcanse los que no han sido lastimados”, ni tampoco: “fortalézcanse los que no han fallado”, no hay exclusiones, no hay algunos a los que les da la chance de haberse rendido. Simplemente dice: “Si sos de los que por algún motivo se cansaron, fortalécete y vuelve a construir”
Por lo tanto, si vos y yo, por el motivo que sea, nos sentimos débiles, cansados, agotados, se nos ocurrió que ya no somos aptos para triunfar, Dios nos dice que nos levantemos, que no es tiempo de tirar la toalla. Dios ve que vos y yo podemos levantar nuestras manos otra vez, que vos y yo podemos avanzar otra vez, sino no nos lo diría.
Dios no piensa que podamos ser unos perdedores, Dios piensa que vos y yo somos triunfadores que podemos terminar la carrera con éxito, que podemos ganar la guerra. Dios nos ve avanzando y reconstruyendo todo en medio de todos los escombros que hay a nuestro alrededor.
No necesitamos nada más que nuestra determinación para volver a movernos, no dice que necesitemos nada más que volver a hacerlo.
Cuando vos y yo nos dispongamos a volver a hacer los ejercicios para fortalecernos y volver a avanzar, Dios estará listo para darnos lo que necesitamos para avanzar. Pero nada puede hacer Dios por nosotros si continuamos de brazos caídos y detenidos a mitad del camino. Nada podía hacer la fisioterapeuta por papá si él no movía los músculos de sus piernas. Y le dolía, y le duelen todos los ejercicios.