Todas las cosas que hay en el planeta necesitan mantenimiento o limpieza. Limpieza y mantenimiento son un problema mundial y nos lleva muchas horas del día. ¿Qué cosas son a las que más seguido tienes que limpiar?
Todo lo que nos importa de verdad lo cuidamos mucho y guardamos muy bien. Guardar y proteger es un problema mundial y usamos miles de estrategias y métodos. ¿Qué cosas son las que más guardas?
Dije que todas las cosas del planeta necesitan mantenimiento o limpieza porque busqué algo que usemos que no se necesite limpiar, ¡y no lo encontré!
¿Sabes de algo que no necesite limpieza o mantenimiento?
Hay cosas que nunca imaginé que había que lavar, una de ellas era el fondo de los barcos. ¿Para qué lavarlos si están de continuo en contacto con el agua?
Pero dicen que un barco petrolero, que según su tamaño puede llevar entre 15.000 y 500.000 mil toneladas de crudo, en un año pueden llegar a acumular 5 toneladas de musgos, algas y elementos marinos que los hacen más lentos, pesados, gastar más combustible y corroer su fondo. ¿Te sorprende como a mí?
Dos cosas que necesitan mantenimiento constante y candado muchísimas veces al día, según este salmo, son nuestra boca y nuestro corazón.
Pon guarda a mi boca, oh Jehová; guarda la puerta de mis labios. No dejes que se incline mi corazón a cosa mala, a hacer obras impías con los que hacen iniquidad; y no coma yo de sus deleites. Salmo 141:3-4
v.3 “Pon guarda a mi boca”.
v.4 “No dejes que se incline mi corazón a cosa mala”.
Se dice que abrimos unas 700 veces al día la boca para hablar y la Biblia dice en Lucas 6:45 que de nuestra boca sale lo que hay en nuestro corazón “de la abundancia del corazón habla la boca.”
Dicen que en esas 700 veces las mujeres decimos unas 20.000 palabras por día y los hombres unas 7.000 (pero algunos nos ganan a muchas de nosotras, jajaja)
¿Cuántas de estas 700 veces son para meter la pata y más valía haberle puesto un candado? ¿Cuántas de estas son para pronunciar palabras contaminadas con rabias, dolores, enojos, burlas, mentiras…? ¿Cuántas fueron para hablar con Dios? ¿Cuánta limpieza necesita nuestra boca?
¿Cómo llegaron todas esas palabras a nuestra boca? ¿Cómo pudieron nacer en nuestro corazón las emociones que las llevaron hasta nuestra lengua?
Como el barco petrolero, nuestro corazón se ensucia con lo que se nos va pegando en nuestro andar diario y esa mugre hace hablar nuestra boca.
No dejes que se incline mi corazón a cosa mala, a hacer obras impías con los que hacen iniquidad; y no coma yo de sus deleites. V.4
Lo que ha roto nuestra fe es lo que se nos ha ido pegando de los demás, de los que no quieren confiar en Dios y nos han manipulado, han pegado su moho en nosotros y nos ha corroído poco a poco nuestra fe y nos han contagiado. No fue por culpa de Dios, fue por lo que se nos pegó de otros.
Lo que ha roto nuestro buen carácter ha sido lo que se nos ha ido pegando de los demás, de los violentos, de los burladores, de los que no creen que seamos un especial tesoro para Dios, los que nos menosprecian y no nos valoran y nos pisotean.
Lo que ha roto nuestra esperanza es el fracaso de otros que nos ha llevado a dudar y nos ha detenido en nuestra lucha por alcanzar lo que Dios tiene para nosotros.
Lo que ha roto nuestra felicidad es el dolor que otros nos han provocado y se ha pegado en nosotros y nos ha vuelto ácidos, amargados, desganados…Seguir leyendo…
Lo que nos ha vuelto desconfiados son las traiciones de los otros que no podemos olvidar y vamos arrastrando…
Todo lo que se nos pega de otros nos hace lentos, pesados, desganados, con más ganas de detenernos que de continuar porque se nos ha pegado en nuestro corazón, porque está contaminando todo nuestro ser…
Lo que se nos pega de otros nos cansa tanto que cualquier mínimo paso delante nos consume casi que toda nuestras fuerzas…
Todo eso que se nos pegó es lo que lleva que nuestras palabras estén llenas de violencia, de falta de amor, de falta de comprensión, de falta de fe, de rabia, de enojo, de burla, de impotencia, de injusticia…
Lo peor de todo que esa corrupción nos hace imposible poner un candado en nuestra boca para evitar todas las palabras envenenadas porque no tenemos, por nosotros mismos, la capacidad de evitar las palabras ásperas, duras, injustas… los tonos de voz impaciente, intolerante… Santiago 3:8 dice que ningún hombre puede domar la lengua por sí solo.
…pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Santiago 3:8
Y debemos entender que los demás también están batallando como nosotros con aprender a cerrar el candado de la boca…
¿Cuántos problemas podríamos evitar si lográramos cerrar la boca?
¿Cuántos problemas nos evitarían otros si cerraran sus bocazas?
¿Cuántos problemas menos habría si no tuviésemos corazones contaminados que nos hagan errar al abrir nuestras bocas?
¿Quieres saber cómo funciona el candado de nuestra boca?
¿Quieres saber cómo se prende la aspiradora que limpia nuestra boca?
Limpiando nuestro corazón. Corazón limpio, boca limpia y con candado. Y sólo Dios puede ayudarnos con esto. Sólo Dios puede limpiarnos para que no sea la basura que arrastramos la que nos haga decidir y hablar.
Comencemos a escuchar lo que hablamos y vamos a descubrir lo que hay en nuestro corazón y entonces sabremos si estamos en tiempo de hacer una buena limpieza.
Algunos dicen que nuestro FB también lo revela. Así que también podemos revisar nuestro FB y sabremos si es tiempo de hacer una buena limpieza en nuestros valores, en nuestra fe, en nuestra actitud, en nuestros sueños, en nuestra esperanza.
¿Qué es lo que está más corroído en nosotros?
¿En qué parte estamos cargando tantas cosas de los demás que nos está haciendo lentos o casi nos ha detenido?
Es tiempo de limpiar. Es tiempo de pedirle a Dios que nos vuelva a limpiar porque hay mucho más que queremos conquistar y no dejar que se nos pegue ni una basurita más.
Esta predicación o mensaje trata sobre: Boca, Corazón, Cuidar, Dominio propio, Iniquidad, Lengua, Salmos
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