En un mundo de confusión, ten las cosas muy claras. Jueces 17:21

Te parece que lo que la gente quiere es lo correcto? Cada cual se siente con el «derecho» de vivir la vida como le parece, y al que no piensa igual se lo tilda de discriminador. La confusión en que vive el mundo sobre quién es Dios, cuáles son los valores sociales y morales con los cuales regir nuestras vidas.

En un mundo de confusión, ten las cosas muy claras

Confusión en quién es Dios

Confusión en los valores morales

Confusión en la sociedad

¿Qué es la confusión?

La confusión es el error o equivocación causados por entender, utilizar o tomar una cosa por otra.

Para que haya confusión, por lo tanto, tenemos que tener ciertos conocimientos, pero están tan mezclados que se confunden ideas opuestas.

Así está el mundo hoy. Confundido con muchas ideas que se oponen y a las cuales pretenden unir en un bloque de ideas que dirijan la sociedad y sólo se consigue aumentar más el caos.

Pero, ¿dónde comienza la confusión y cómo llega a transformarse en caos esa confusión?

Las tres etapas de la confusión que llevan al caos son: confusión en el concepto de Dios, confusión en los valores morales y confusión en el orden social. Estos tres tipos de confusiones fueron las que llevaron al caos y a la destrucción a Israel y son las que nos llevan a nosotros a destruir nuestras vidas.

La historia de Israel está puesta en la Biblia para que aprendamos de sus errores, no está para entretenernos. En Jueces del 17 al 21 se presentan estas tres etapas de confusión en el pueblo.

1-confusión en el concepto de Dios. La confusión comienza cuando no tenemos claro quién es Dios y qué espera para nuestras vidas. Ahí comienza nuestra caída.

Había una madre que consentía a su hijo. Esta mujer había ahorrado cierta cantidad de dinero que un día desaparece y esta mujer maldice a quien le haya robado. ¿Y quién le había robado? Su hijo consentido y la reacción de ella es felicitarlo cuando él le devuelve el dinero.

Hubo un hombre del monte de Efraín, que se llamaba Micaía, el cual dijo a su madre: Los mil cien siclos de plata que te fueron hurtados, acerca de los cuales maldijiste, y de los cuales me hablaste, he aquí el dinero está en mi poder; yo lo tomé. Entonces la madre dijo: Bendito seas de Jehová, hijo mío. Jueces 17:1-2

Y no sólo lo felicita, sino que le da esa plata para que con ella construya un ídolo de talla y otro de fundición. Y Micaía transforma su casa en un lugar donde adorar dioses.

Y este hombre Micaía tuvo casa de dioses, e hizo efod y terafines, y consagró a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote. Jueces 17:5

Y no sólo coloca a su hijo como sacerdote, sino que un día aparece un levita que deambulaba buscando un lugar donde vivir y Micaía lo contrata como sacerdote para su templo.

¿Te das cuenta que contrató a un levita para que fuera el sacerdote privado, a cambio de dinero, ropa y comida, de una casa llena de ídolos?

Entonces Micaía le dijo: Quédate en mi casa, y serás para mí padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, vestidos y comida. Y el levita se quedó. Jueces 17:10

¿Recuerdas que fueron 1.100 siclos los que robó y te das cuenta que un salario de 10 siclos anuales era un súper salario? ¿Te das cuenta el monto que Micaía le robó a su mamá? 110 años.

¡Qué concepto errado tenían de Dios! Pero Micaía se hizo un Dios a su medida y con un culto a su medida.

Esa es la confusión que hay de Dios en los días de hoy. Queremos un Dios a nuestra medida, que haga lo que nos gusta y del modo que nos gusta y queremos una iglesia a nuestra medida, queremos manejarla, que se haga lo que nos gusta, a la hora que nos gusta, del modo que nos gusta y se nos enseñe lo que nos gusta. Cuando no pasa lo que nos gusta, por un tiempo no pisamos la iglesia, hay actividades y reuniones en las que jamás estamos y donde nos digan algo, nos vamos para otra que sea más a nuestra medida.

Nunca te olvides. Donde te enseñen al Dios verdadero te vas a encontrar con cosas que Dios hace y pide que no te van a gustar. Donde se honre al Dios verdadero, van a haber actividades y reuniones a las que no deberías faltar, aunque no sean a tu medida, porque eso es lo que Dios pide que se haga.

Con este culto a su medida, Micaía estaba seguro que del modo que él había establecido, Dios le prosperaría.

Y Micaía dijo: Ahora sé que Jehová me prosperará, porque tengo un levita por sacerdote. Jueces 17:13

Pero la historia no queda ahí, la tribu de Dan no había logrado expulsar todos los filisteos que ocupaban el territorio que les había tocado; los de Dan consideraban que necesitaban más territorio donde vivir, así que envían hombres que les buscaran territorios donde ellos extenderse.

En aquellos días no había rey en Israel. Y en aquellos días la tribu de Dan buscaba posesión para sí donde habitar, porque hasta entonces no había tenido posesión entre las tribus de Israel. Y los hijos de Dan enviaron de su tribu cinco hombres de entre ellos, hombres valientes, de Zora y Estaol, para que reconociesen y explorasen bien la tierra; y les dijeron: Id y reconoced la tierra. Estos vinieron al monte de Efraín, hasta la casa de Micaía, y allí posaron. Jueces 18:1-2

En su búsqueda de territorio llegan hasta la casa de Micaía.

¿Por qué se quedaron en la casa de Micaía?

Porque cuando cruzaban cerca oyeron la voz del levita, la reconocieron y fueron a preguntarle qué hacía allí y le piden que consulte a Dios sobre cómo les irá en su búsqueda. Y este pastor contratado les dice: “Vayan que Dios está con ustedes”

Así que los de Dan juntan un grupo de 600 soldados y van a conquistar la tierra de Lais, la que no les pertenecía, la que Dios no les había prometido, la que Dios no les había mandado conquistar. Pero cuando iban de camino hacia Lais, se detienen en la casa de Micaía para robarle sus ídolos y su sacerdote (por un mejor salario)

No sólo no prosperó, perdió los dioses y el sacerdote que tenía.

Y Micaía tuvo que salir en rescate de sus propios dioses. ¡Qué ironía! Un hombre rescatando su dios. Pero los de Dan no se lo entregan y en la Lais conquistada levantan la imagen y establecen un culto dirigido por Jonatán, nieto de Moisés, y sus hijos. Dios mismo pidió por medio de Moisés que no tuvieran imágenes y su nieto estaba dirigiendo un culto a una imagen.

¿No lo crees?

Y los hijos de Dan levantaron para sí la imagen de talla; y Jonatán hijo de Gersón, hijo de Moisés, él y sus hijos fueron sacerdotes en la tribu de Dan, hasta el día del cautiverio de la tierra. Jueces 18:30

La confusión en quién es y que espera Dios de nosotros, comienza cuando no has cumplido con lo que te ha pedido que hagas pero te sientes vacío y necesitas cosas visibles para creer en Él. Como los de Dan, no habían conquistado la tierra que Dios les había ordenado y se sentían menos que el resto de Israel, se sentían más pobres, más desposeídos, así que salen a buscar tierras en otro lado. Cuando comienza la confusión en el modo de buscar a Dios, tienes que ver milagros, tienes que ver señales, y si no las ves, comienzas a buscar en territorios donde Dios no te estableció, en iglesias donde Dios no te puso, entre personas que no son con las que Dios está de acuerdo.

2-confusión moral

Y así, al estar errados en quién es Dios, comienza la confusión moral. Tal vez esta sea una de las historias que nunca leíste o tal vez nunca entendiste de la Biblia. Es una de las más duras y crueles pero clarísimo ejemplo de lo que es la confusión moral a la que llegamos luego de no conocer a Dios y no buscarle como Él estableció.

En aquellos días, cuando no había rey en Israel, hubo un levita que moraba como forastero en la parte más remota del monte de Efraín, el cual había tomado para sí mujer concubina de Belén de Judá. Y su concubina le fue infiel, y se fue de él a casa de su padre, a Belén de Judá, y estuvo allá durante cuatro meses. Y se levantó su marido y la siguió, para hablarle amorosamente y hacerla volver; y llevaba consigo un criado, y un par de asnos; y ella le hizo entrar en la casa de su padre. Jueces 19:1-3

El levita no debía estar viviendo como forastero, si vivía como forastero era que sólo le quedaba el título. La confusión moral comienza cuando de cristiano sólo tienes el título.

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