Mantenimiento y candado. Salmo 141:3-4

Todas las cosas que hay en el planeta necesitan mantenimiento o limpieza. Limpieza y mantenimiento son un problema mundial y nos lleva muchas horas del día. ¿Qué cosas son a las que más seguido tienes que limpiar?

Todo lo que nos importa de verdad lo cuidamos mucho y guardamos muy bien. Guardar y proteger es un problema mundial y usamos miles de estrategias y métodos. ¿Qué cosas son las que más guardas?

Dije que todas las cosas del planeta necesitan mantenimiento o limpieza porque busqué algo que usemos que no se necesite limpiar, ¡y no lo encontré!

¿Sabes de algo que no necesite limpieza o mantenimiento?

Hay cosas que nunca imaginé que había que lavar, una de ellas era el fondo de los barcos. ¿Para qué lavarlos si están de continuo en contacto con el agua?

Pero dicen que un barco petrolero, que según su tamaño puede llevar entre 15.000 y 500.000 mil toneladas de crudo, en un año pueden llegar a acumular 5 toneladas de musgos, algas y elementos marinos que los hacen más lentos, pesados, gastar más combustible y corroer su fondo. ¿Te sorprende como a mí?

Dos cosas que necesitan mantenimiento constante y candado muchísimas veces al día, según este salmo, son nuestra boca y nuestro corazón.

Mantenimiento y candado

Pon guarda a mi boca, oh Jehová; guarda la puerta de mis labios. No dejes que se incline mi corazón a cosa mala, a hacer obras impías con los que hacen iniquidad; y no coma yo de sus deleites. Salmo 141:3-4

v.3 “Pon guarda a mi boca”.

v.4 “No dejes que se incline mi corazón a cosa mala”.

Se dice que abrimos unas 700 veces al día la boca para hablar y  la Biblia dice en Lucas 6:45 que de nuestra boca sale lo que hay en nuestro corazón “de la abundancia del corazón habla la boca.”

Dicen que en esas 700 veces las mujeres decimos unas 20.000 palabras por día y los hombres unas 7.000 (pero algunos nos ganan a muchas de nosotras, jajaja)

¿Cuántas de estas 700 veces son para meter la pata y más valía haberle puesto un candado? ¿Cuántas de estas son para pronunciar palabras contaminadas con rabias, dolores, enojos, burlas, mentiras…? ¿Cuántas fueron para hablar con Dios? ¿Cuánta limpieza necesita nuestra boca?

¿Cómo llegaron todas esas palabras a nuestra boca? ¿Cómo pudieron nacer en nuestro corazón las emociones que las llevaron hasta nuestra lengua?

Como el barco petrolero, nuestro corazón se ensucia con lo que se nos va pegando en nuestro andar diario y esa mugre hace hablar nuestra boca.

No dejes que se incline mi corazón a cosa mala, a hacer obras impías con los que hacen iniquidad; y no coma yo de sus deleites. V.4

Lo que ha roto nuestra fe es lo que se nos ha ido pegando de los demás, de los que no quieren confiar en Dios y nos han manipulado, han pegado su moho en nosotros y nos ha corroído poco a poco nuestra fe y nos han contagiado. No fue por culpa de Dios, fue por lo que se nos pegó de otros.

Lo que ha roto nuestro buen carácter ha sido lo que se nos ha ido pegando de los demás, de los violentos, de los burladores, de los que no creen que seamos un especial tesoro para Dios, los que nos menosprecian y no nos valoran y nos pisotean.

Lo que ha roto nuestra esperanza es el fracaso de otros que nos ha llevado a dudar y nos ha detenido en nuestra lucha por alcanzar lo que Dios tiene para nosotros.

Lo que ha roto nuestra felicidad es el dolor que otros nos han provocado y se ha pegado en nosotros y nos ha vuelto ácidos, amargados, desganados…Seguir leyendo…

Comparte este mensaje