La última de una serie de lecciones sobre la vida de Sansón, puedes encontrar las lecciones anteriores en nuestro menú escuela bíblica dominical.
Todas las lecciones sobre la vida de Sansón, forman parte también de un extenso manual para maestros de escuela bíblica que hemos creado, y que puedes verlo como «Últimos jueces, primero reyes de Israel»
Lección 4: Sansón vuelve a Dios
Para memorizar: Señor Dios, acuérdate de mí. Te ruego, oh Dios, que me des fuerza una vez más. Jueces 16:28
Pasaje Bíblico de referencia: Jueces 16
Objetivos:
-entender la debilidad repetitiva de Sansón
-explicar la importancia de la presencia de Dios en nuestras vidas
Descripción:
-el nuevo amor de Sansón
-el objetivo de Dalila
-cómo Sansón cayó en el engaño
-la pérdida de la presencia de Dios
-la derrota de Sansón
-el último pedido de Sansón a Dios
Actividad:
Jugar a descubrir la luz del semáforo mediante actuación.
Lección:
Las señales son para advertirnos del peligro. Hubieron muchas señales que advirtieron a Sansón del peligro, pero él confió en su propia fuerza y no tuvo cuidado.
A Sansón, Dios le había dado una gran fuerza por cualidad para liberar a los israelitas de los filisteos, pero tenía que tener cuidado con algo: si se cortaba el pelo, perdía toda la fuerza.
Nadie podía derrotar a Sansón, su fuerza le hacía siempre vencedor.
Contra lo que Sansón nunca podía era contra su manera equivocada de enamorarse.
Así fue que se enamora de una mujer de la ciudad de Sorec. Cuando los filisteos se enteran que Sansón está enamorado de ella, van hasta ella y le piden que seduzca, engañe y consiga de Sansón el secreto de su fuerza.
La mujer se llamaba Dalila, y ella comenzó una relación con Sansón. Sansón estaba feliz y Dalila cada día lo seducía más para conseguir el secreto.
Y así Dalila comenzó a preguntarle cuál era su secreto y cómo podría alguien derrotarle.
Sansón no quería perderla, así que todos los días le hacía un cuento diferente sobre su fuerza.
Que lo ataran con 7 cuerdas de arco que no estuvieran secas… cuando lo hacen, Sansón las rompe. Pasan los días y Dalila comienza otra vez y ahora él dice: si me amarran con cuerdas nuevas… pero también las despedaza.
Otra vez le dijo que si le trenzaban el pelo y lo ataban al telar… y era mentira y Dalila comenzó a enojarse.
Día tras día, Sansón veía que Dalila contaba su secreto a los filisteos, que en realidad ella no quería el bien para él, pero estaba tan enceguecido con ella que Sansón se olvidó por completo de la misión que Dios le había dado.
Un día, Dalila se enojó con él y le reclamó por las mentiras, así que Sansón cae en la trampa y le cuenta su secreto: no se podía cortar el cabello.
Esa noche, mientras Sansón dormía, vinieron los filisteos y uno de ellos le cortó el cabello y Dalila le despierta gritándole: “Sansón, te atacan los filisteos”, y Sansón pensó que aún tenía su fuerza, pero Dios le había abandonado y al abandonarle, había perdido su fuerza. Su fuerza en realidad no estaba en su pelo, estaba en la presencia de Dios que se mantenía en Sansón, mientras Sansón se mantuviera fiel a Dios, pero tanto había fallado Sansón a Dios, que Dios le abandonó y los filisteos le prendieron, le sacaron los ojos y lo pusieron en una cárcel de la ciudad de Gaza encadenado a la piedra de un molino para trabajar.
En medio de su esclavitud, Sansón comenzó a comprender cuánto había fallado a Dios.
Un día los filisteos estaban de fiesta de su dios Dagón y quisieron llevar a Sansón para divertirse con él y lo obligaron a pararse entre las dos columnas del templo de Dagón y comenzaron a reírse de él.
Sansón, que había recuperado su relación con Dios, oró que Dios les diera fuerza una vez más para castigar a los filisteos, y Dios le oyó y le respondió.
Y Sansón se apoyó contra las dos columnas y las volteó y el templo se derrumbó sobre todos los dirigentes que estaban allí.
No pierdas los mejores años de tu vida desobedeciendo a Dios, cada día de tu vida, vive para cumplir el propósito por el cual Dios te puso en la tierra.