Todos tenemos conflictos familiares, esta vez veremos dónde se originan la mayoría de ellos y por qué detienen la bendición.
En medio de todo el peregrinaje Dios hace que llegue hasta nosotros una historia de diferencia familiar para que nos sirva de ejemplo a nosotros.
Este problema familiar ocurre mientras van desde el Sinaí hasta Cades Barnea.
María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado; porque él había tomado mujer cusita. Números 12:1
Cusita es etíope. Es evidentemente que no se refiere a Séfora quien era madianita. No sabemos qué ha pasado con Séfora, si murió, si se regresó con su padre. Y de esta otra mujer tampoco la Biblia da información, excepto que Moisés vuelve a casarse y lo hace con esta mujer cusita, etíope.
Pero este matrimonio no es la causa del conflicto que surgirá entre Moisés y sus Aarón y María. Esta mujer será la excusa que sus hermanos usarán.
Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová. Números 12:2
Casi nunca nuestros conflictos familiares se dan por el motivo que damos, sino que la base del mismo está mucho más en el fondo y generalmente tiene que ver con nuestro orgullo.
María debería pensar: Yo fui quién lo salvó, yo me jugué por él. Si yo no lo hubiera cuidado cuando mamá lo puso en el río, si yo no hubiera intercedido por él ante la princesa, él no estaría acá, me tienen que valorar ese trabajo, ese esfuerzo. Y Aarón estuvo de acuerdo con la queja de María y se le unió al reclamo.
Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra. Números 12:3
Ante Dios la mansedumbre es una virtud, la que muestra el sometimiento a la voluntad de Dios, la que deberíamos tener todos. Era tal la mansedumbre de Moisés que él no recrimina ni se enoja con sus hermanos.
Pero Dios sí.
Seguir leyendo…Nuestro problema no es que nuestra familia se enoje con nosotros ni que nosotros nos enojemos con ellos, nuestro problema está en que si nuestro modo de actuar con nuestra familia, enoja a Dios.
Luego dijo Jehová a Moisés, a Aarón y a María: Salid vosotros tres al tabernáculo de reunión. Y salieron ellos tres. Entonces Jehová descendió en la columna de la nube, y se puso a la puerta del tabernáculo, y llamó a Aarón y a María; y salieron ambos. Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras.
Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él.así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés? Entonces la ira de Jehová se encendió contra ellos; y se fue.
Y la nube se apartó del tabernáculo, y he aquí que María estaba leprosa como la nieve; miró Aarón a María, y he aquí que estaba leprosa. Números 12:4-10
Dios los llama a los tres, eso evidencia que el problema a tratar es solamente familiar, sólo ellos tres, nadie más del pueblo.
Dios les deja bien claro que es Él quien elige qué hace con cada uno de sus siervos y de qué modo se manifiesta a sus siervos y que ese modo de manifestarse está condicionado por el grado de obediencia del siervo para con Él y el tipo de relación que se desarrolla en esa obediencia.
Moisés había soportado la envidia de su hermana, pero Dios no se la dejaría pasar por alto, así que en modo de castigo, la enfermó de lepra.
Los molestos con Moisés, los que tenían envidia, los que buscaban mayor reconocimiento eran dos: Aarón y María, pero sólo María enfermó de lepra, Aarón no.
Aarón reconoce que él ha sido también uno de los conspiradores.
Y dijo Aarón a Moisés: ¡Ah! señor mío, no pongas ahora sobre nosotros este pecado; porque locamente hemos actuado, y hemos pecado. Números 12:11
Aarón era el sumo sacerdote, aunque Dios les quería castigar, no pretendía dejar sin intercesor entre el pueblo y Dios; si Aarón hubiese tenido lepra no habría podido ejercer el sacerdocio. Ese es un motivo, pero hay un segundo también.
María fue la que tomó la iniciativa, en el idioma hebreo original el verbo “habló” del versículo 1, está en la forma femenina indicando que quien habló, quien se quejó, fue María. Aarón no fue quien originó ni lideró la rebelión, sólo había sido convencido por María. Aarón era fácil de convencer, era débil y fácil de manejar por eso María le había convencido.
Una familia funciona bien cuando nadie manipula a nadie, cuando alguno es manipulador las rivalidades están a la puerta.
El corazón bondadoso de Moisés le lleva a interceder por ella delante de Dios y aunque Dios le respondió y quitó la lepra de ella, todo el campamento debió esperar los siete días de exclusión que ordenaba la ley para alguien que tuvo lepra.
Así María fue echada del campamento siete días; y el pueblo no pasó adelante hasta que se reunió María con ellos. Después el pueblo partió de Hazerot, y acamparon en el desierto de Parán. Números 12:15-16 Eso es lo que ocurre cuando una familia entra en conflicto por rivalidades dentro de ella, por envidias, desacuerdos, malos entendidos, falta de amor y de perdón: dejan de avanzar hacia la bendición de Dios.
Esta predicación o mensaje trata sobre: Celos, Envidia, Rivalidad, Divisiones, Bendición.
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