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Rema mar adentro. Lucas 5:4-5

Algunas veces, luego de intentar algo por mucho tiempo, nos gana la desesperanza. Y nos olvidamos que el reino de los cielos es sólo de los valientes, que no hay lugar para cobardes que se rinden, sino los que se esfuerzan. Si mantienes tu fe en Dios tu espíritu estará libre de la desesperanza y, cada vez que te ordene volver a intentarlo, lo harás y descubrirás que Dios sabía cómo llevarte hasta la bendición.

No pierdas la esperanza

No pierdas la fe

Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Lucas 5.4-5

Rema mar adentro, confía…todo estará bien.

“Toda la noche”.

¿Por qué Pedro lo intentó una vez más?

¿Por qué él no se rindió a pesar del cansancio?

Porque estaba cansado, pero no había perdido las esperanzas.

Hay veces que después de intentar algo por un tiempo largo, nos cansamos, nos rendimos, nos llega la desesperanza.

La desesperanza es uno de los sentimientos más peligrosos para los hombres por lo destructivo que es. Toda la vida del ser humano depende de la esperanza. Es por esperanza que se come, se limpia, nos bañamos, estudiamos, planeamos…

La desesperanza mantiene atada nuestra mente y emociones al pasado. La desesperanza no nos deja disfrutar el presente.

La desesperanza pone nuestra posible felicidad muy lejos allá en el futuro. La desesperanza no nos permite luchar en el presente.

La desesperanza nos vuelve críticos del otro. La desesperanza mata nuestro amor por el prójimo, sólo podemos estar a su lado cuando él está más bajo que nosotros.

La desesperanza enferma nuestros cuerpos y mentes porque ya no encontramos un motivo por el cual vivir.

La desesperanza no nos permite ver que somos amados, nos hace sentir rechazados y que nadie nos comprende.

La desesperanza nos hace creer que nadie entiende nuestra situación y nos lleva a aislarnos, a no confiar en el otro para que nos ayude a sobrellevar nuestra situación.

La desesperanza no comienza cuando nuestro cuerpo se cansa. La desesperanza comenzó en nuestra mente cuando Dios nos dijo a algo que no y no lo aceptamos. La desesperanza comenzó cuando el diablo comenzó a susurrar a nuestros oídos y nos convenció de hacer las cosas no como Dios quiere.

La desesperanza no nos lleva a no ser cristianos. Sí podemos decir que somos cristianos. Sí podemos seguir con nuestras actividades de cristianos, pero en nuestro interior ya no somos valientes. Nuestro valor interior está quebrantado, aunque por fuera pareciera que somos los mismos.

La desesperanza nos hace olvidar que  el reino de los cielos es sólo de los valientes, los que nunca se rinden, que en el reino de los cielos no hay lugar para los cobardes.

Quien en su interior ha dejado que la batalla la gane los susurros del diablo y no las promesas de Dios, “Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará ni te desamparará; no temas ni te intimides” (Deuteronomio 31:8), ha renunciado a la vida plena que Dios promete y ha permitido que gane la tristeza, el malhumor, la crítica, la desgana.

Volvamos a lo que dice Pedro: “Toda la noche”. Habían trabajado toda la noche.

El lago de Genesaret recibía varios nombres, mar de Galilea, mar de Tiberias. Pertenecía al sistema fluvial del Jordán. Tiene unos 166 km2. La distancia más larga es de unos 21 kms (de N a S), la más corta de 12 km (de E a O).  Gran parte de él se encuentra rodeado de montañas y está ubicado en una gran depresión que le hace estar 200 m por debajo del mar Mediterráneo. De las montañas bajaba un aire frío, del Mediterráneo llegaba aire caliente que chocaban en el mar de Galilea y en las noches se podían desarrollar grandes vientos que llegaban a levantar olas de hasta 2 m. Las noches en este mar nunca eran cálidas y siempre eran peligrosas.

Las redes de aquella época eran mucho más pesadas que las actuales. Mucho pero mucho más. No pude encontrar ese dato, sé que en algún lado está…

Lo que narra Lucas había ocurrido luego de una larga noche de trabajo infructuoso. Pedro, y otros más, habían pasado toda la noche sorteando el frío y los peligros del mar. Cuando ya era el día, habían renunciado a intentarlo otra vez. Evidentemente estaba cansado. Era imposible que no se hubiera cansado.

¿Qué hacemos nosotros con nuestros instrumentos de trabajo cuando estamos muy pero muy cansados? ¿Los limpiamos?, ¿los ordenamos o los dejamos medio arrinconados en algún lugar que mañana los vamos a guardar?

Pedro, cansado como estaba, estaba haciendo algo que lo cansaría aún más: lavaba las redes y cuando Jesús le dijo: vamos, entra otra vez a la parte profunda del mar y tira las redes y vuelve a intentar pescar.

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Pedro estaba cansado, ya había limpiado sus redes, sabía que ya no era hora de pesca y un hombre que había sido carpintero y hablaba muy bien sobre Dios, vino, le usó el bote para darle una charla a la gente, cuando terminó le mandó que volviera a remar, ¿no entendía que estaba cansado?; que tirara las redes al agua, ¿acaso este carpintero no sabía que se volverían a ensuciar con las algas y cuando volvieran debía lavarlas otra vez?, y ¿qué esperaba encontrar a esa hora del día?, ellos eran pescadores y sabían que no era hora de que encontraran ni una mojarra.

Pero el cansancio de Pedro era físico, no emocional, por eso Pedro remó otra vez, tiró otra vez las redes al agua y llegó su milagro.

¡Ah no! La Biblia no dice que remó. Dice que bogó. Estaba arrancando una lechuga cuando recordé que Dios dio las palabras justas para que contaran su historia. Si en el original decía bogar y no decía remar, tenía que haber una diferencia entre una cosa y otra.

Remar: avanzar de frente a la proa hacia el destino

Ciar: retroceder de espalda a la proa hacia el destino

Bogar: avanzar de espalda a la proa siguiendo las instrucciones del que va de frente a la proa.

¡Encima de todo lo hizo ir de espaldas siguiendo las indicaciones que aquel gran orador y carpintero le estaba dando!

Jesús quería que aprendiéramos que la vida del cristiano es una donde no se admite tirar la toalla. Es una donde avanzamos por fe, por dirección de la Palabra de Dios, no por vista ni por nuestra sabiduría. Es viéndolo a Él y siguiendo sus instrucciones que nuestras vidas valdrán la pena.

Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Hebreos 12:3

 

Si alguna vez se sienten desfallecidos y agobiados, piensen en Jesús, quien soportó pacientemente el maltrato de parte de los pecadores. Hebreos 12:3

La vida es una lucha. Se necesita fe, valor y muchísimo ánimo para que no nos rindamos, para que no nos gane la desesperanza.

También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, Lucas 18:1

No nos podemos rendir ni mental, ni espiritualmente. Debemos mantenernos en oración, debemos continuar nuestra lucha que es contra principados de maldad, debemos continuar con nuestro pacto con Dios.

Cuando estemos cansados, agobiados, recordemos que Jesús no se rindió. Recordemos que Él no permitió que la desesperanza le detuviera. Cuando estemos cansados digamos como Pedro “en tu palabra lo voy a intentar una vez más porque si me pediste que lo hiciera, en algún momento llegará mi milagro”.

Nunca nos arrepentiremos de bogar mar adentro y depender sólo de Dios. Nos alegraremos por la eternidad de haberlo hecho.

Bogar mar adentro otra vez cuando estamos cansados, requiere de mucha obediencia. Tirar las redes una vez más requiere mucha sumisión a Dios. Y hacerlo en el nombre de Dios implica reconocer que por nosotros mismos, por nuestras fuerzas, por nuestra sabiduría, nada lograremos que valga la pena, pero lo estamos haciendo en su nombre así que Él se va a encargar de la bendición.

Bogar mar adentro una vez más implica que no le vamos a tener temor al fracaso. También implica dejar la seguridad de la orilla para confiar sólo en la seguridad que Dios nos dará en medio de los grandes vientos de la vida.

Bogar mar adentro nos lleva a reconocer los métodos de Dios para bendecirnos. Estos pescadores que nada habían pescado necesitaban mantener a sus familias. Jesús podía hacer aparecer dinero, o que los peces vinieran hasta la orilla… bogar mar adentro nos lleva a enfrentar nuestros fracasos de haber hecho las cosas a nuestra manera para ahora comenzar a hacerlo todo confiando en lo que la Palabra de Dios dice, en lo que Dios pide, manda y promete bendecir.

Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Hebreos 10:23

Mantengámonos firmes en nuestra esperanza porque Dios cumplirá lo que prometió. No dejemos nunca de hablarles a los demás de nuestra fe. Hebreos 10:23 PDT

No te rindas, Dios sabe cómo ayudarte

No temas, Dios sabe cómo llevarte a la victoria

Boga con Él.

Boga con Dios, Él es fiel, verdadero, digno de confianza y no actúa con maldad.

Esta predicación o mensaje trata sobre: Arriesgarse, Esperanza, Fe, Futuro, Lucas, Prueba

– – – – – IMPORTANTE – – – – –

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