Cuidado con los Balaames que te rodean

Tercera característica: algo había en Balaam que hizo suponer al rey que tenía un precio. Los balaames tienen un precio: su propio interés.

Cuarta característica: Balaam reviste su acción de fidelidad a Dios. Si Balaam era de verdad siervo de Dios, ya sabía de antemano que no podía maldecir a Israel, pero aparenta dependencia de Dios. Los balaames aparentan obedecer a Dios.

Y vino Dios a Balaam, y le dijo: ¿Qué varones son estos que están contigo? Números 22:5

 ¿Cómo empezó la consulta? En realidad Balaam no estaba consultando con Dios, Dios fue a llamarle la atención.

Quinta característica: Balaam no estaba buscando la dirección de Dios, no todo el que te dice que busca de Dios, lo hace en realidad, vos consulta con Dios antes de confiar, Dios es quien conoce el secreto del corazón de todos.

Balaam explica la situación a Dios. Dios no necesitaba explicaciones, Dios necesitaba que Balaam dijera: sé que eso no lo debo hacer.

Sexta característica: Balaam era consciente de que no debía hacerlo. Los balaames saben que no deben hacer lo que están haciendo, sólo pueden engañarnos a nosotros. Ellos no se están equivocando, saben lo que hacen.

Entonces dijo Dios a Balaam: No vayas con ellos, ni maldigas al pueblo, porque bendito es. Números 22:12

 La respuesta de Dios no deja ninguna alternativa a no obedecerle.

Así Balaam se levantó por la mañana y dijo a los príncipes de Balac: Volveos a vuestra tierra, porque Jehová no me quiere dejar ir con vosotros. Números 22:13

Séptima característica: Balaam aparenta estar obedeciendo a Dios. Y eso es lo que más nos confunde de los balaames, esos momentos de obediencia.

Volvió Balac a enviar otra vez más príncipes, y más honorables que los otros; los cuales vinieron a Balaam, y le dijeron: Así dice Balac, hijo de Zipor: Te ruego que no dejes de venir a mí; porque sin duda te honraré mucho, y haré todo lo que me digas; ven, pues, ahora, maldíceme a este pueblo. Números 22:15-17

Balac era insistente, sabía que podía torcer a Balaam a su favor.

Y Balaam respondió y dijo a los siervos de Balac: Aunque Balac me diese su casa llena de plata y oro, no puedo traspasar la palabra de Jehová mi Dios para hacer cosa chica ni grande. Os ruego, por tanto, ahora, que reposéis aquí esta noche, para que yo sepa qué me vuelve a decir Jehová. Números 22:18-19

Octava característica: las palabras de Balaam están llenas de obediencia a Dios pero sus acciones no coinciden con sus palabras, les dice “no puedo, Dios no quiere” pero los hace quedarse para consulta a Dios esa noche para ver si Dios cambia de opinión. Los balaames de hoy te dicen todo lo que Dios no quiere, pero te van impulsando, te van llevando a que termines haciendo todo lo que dijeron que Dios no quería.

Y vino Dios a Balaam de noche, y le dijo: Si vinieron para llamarte estos hombres, levántate y vete con ellos; pero harás lo que yo te diga. Números 22:20

No es Balaam que consulta a Dios, es otra vez Dios. Y la respuesta aquí de Dios es: ya veo que querés ir, dale, andá. Muchas veces Dios te dice que no, pero vas despacito por otro lado a ver si conseguís el sí, y cuando parece que Dios dice que sí, saltás en un pie, cuando en realidad está preparando una lección dura para que aprendas a obedecer el no cuando te lo diga la próxima vez sin rechistar.

Esto en teología se llama “voluntad permisiva de Dios”. Dios, a veces, nos permite hacer lo que insistimos en hacer cuando ya nos había dicho que no.

Así Balaam se levantó por la mañana, y enalbardó su asna y fue con los príncipes de Moab. Y la ira de Dios se encendió porque él iba; y el ángel de Jehová se puso en el camino por adversario suyo. Iba, pues, él montado sobre su asna, y con él dos criados suyos.

Y el asna vio al ángel de Jehová, que estaba en el camino con su espada desnuda en su mano; y se apartó el asna del camino, e iba por el campo. Entonces azotó Balaam al asna para hacerla volver al camino. Números 22:21-23

Novena característica: Balaam no tiene ninguna relación verdadera con Dios, de haberla tenido, no habría ido. Los balaames de hoy no tienen ninguna relación verdadera con Dios, sino no estarían haciendo lo que les ves hacer, si miras a través de los ojos de Dios te darías cuenta y reconocerías a los balaames.

Pero el ángel de Jehová se puso en una senda de viñas que tenía pared a un lado y pared al otro. Y viendo el asna al ángel de Jehová, se pegó a la pared, y apretó contra la pared el pie de Balaam; y él volvió a azotarla. Y el ángel de Jehová pasó más allá, y se puso en una angostura donde no había camino para apartarse ni a derecha ni a izquierda. Y viendo el asna al ángel de Jehová, se echó debajo de Balaam; y Balaam se enojó y azotó al asna con un palo. Entonces Jehová abrió la boca al asna, la cual dijo a Balaam: ¿Qué te he hecho, que me has azotado estas tres veces? Y Balaam respondió al asna: Porque te has burlado de mí. ¡Ojalá tuviera espada en mi mano, que ahora te mataría! Y el asna dijo a Balaam: ¿No soy yo tu asna? Sobre mí has cabalgado desde que tú me tienes hasta este día; ¿he acostumbrado hacerlo así contigo? Y él respondió: No. Entonces Jehová abrió los ojos de Balaam, y vio al ángel de Jehová que estaba en el camino, y tenía su espada desnuda en su mano. Y Balaam hizo reverencia, y se inclinó sobre su rostro. Números 22:24-31

Décima característica: Balaam quería sacar ventaja para sí, en este caso, ventaja económica y va a luchar contra lo que sea por obtener su ventaja. Los balaames no buscan tu bien, están buscando su ventaja y cuando no le sirvas, no les importará tirarte destruirte.

Undécima característica: Balaam no escucha razones, nunca, los balaames de hoy pueden aparentar que te entendieron y que se van a enderezar, pero siempre seguirán sus propios intereses, sus propias decisiones. Y lo tremendo es que los que siguen a los balaames  también pierden la capacidad de ver a Dios oponiéndose. Los que iban con Balaam nunca vieron al ángel que se le oponía.

Estas características son las que la Biblia define como “El camino de Balaam”

Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad, 2 Pedro 2:15

Los balaames buscan rodear de santidad sus palabras y sus conductas pero sólo están siguiendo su propio interés, aunque ese interés se oponga a la voluntad de Dios y arrastrarán a muchos con ellos.

Los balaames no mejoran, cada vez serán más persuasivos y con menos valores morales para alcanzar sus objetivos.

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