Tanto el alma como el espíritu son partes inmateriales de cada uno de nosotros, pero ambas son diferentes, no son la misma cosa.
Tenemos alma pero no somos alma. Tenemos espíritu, pero no somos espíritu.
El hombre es un cuerpo que contiene un alma y un espíritu.
La Biblia dice que los cristianos están espiritualmente vivos y los no cristianos están espiritualmente muertos.
En los cristianos, el espíritu es el centro de sus vidas. Es a través del espíritu que podemos tener una relación con Dios.
El espíritu es el que nos permite comunicarnos, conectarnos con Dios.
El alma es la esencia de lo que somos. El alma implica vida, un ser humano con alma, es un ser humano que está vivo.
El alma es el centro de las experiencias espirituales y emocionales del hombre.
Lo que hay en el alma del hombre, manifiesta qué tipo de ser humano es.
Las emociones y pensamientos que habitan en el alma del ser humano, revela quién es él y también muestra qué tan cerca o lejos está de Dios.
Por eso podemos decir que alma y cuerpo, aunque podemos separarlos, están conectados.
Resumiendo, diríamos que el alma es lo que somos y el espíritu es lo que nos conecta con Dios.