Cómo se estudia el pasado

Aquí encontraremos un modo de pensar muy diferente al que han buscado enseñarnos para defender la evolución.

Tanto creacionistas como evolucionistas ven la misma evidencia, los mismos fósiles, los mismos cambios adaptativos en cada raza, en cualquier vegetación… todos tenemos la misma información, lo que nos diferencia es cómo las interpretamos.

Los evolucionistas usan los fósiles para hablar de millones de años y estudiar el pasado.

Los creacionistas usamos los fósiles para demostrar el diluvio universal.

Esto debería llevarnos a pensar en ¿cómo se estudia el pasado?

Los fósiles no son el pasado, son el presente, existen en el hoy y en el ahora, contienen información del pasado, pero existen en nuestro presente. La realidad de los fósiles es el presente y nosotros debemos interpretar el pasado que contienen entendiendo que ellos integran nuestro presente.

Cuando entiendes esto, estás comenzando a pensar de un modo correcto, los fósiles no son historia, los tienes aquí y los puedes ver, tocar, coleccionar… en su interior, contienen historia.

Ahora te toca decidir cómo interpretarás el pasado contenido en los fósiles para entender el origen del universo.

Y hay dos formas esenciales de estudiar el origen del universo. 

Una de las posturas te hace pensar en el testigo que te asegura haber estado allí y haber actuado en el origen del universo. Esa postura es la de los creacionistas y el testigo es Dios.

La otra postura es usar las ideas de los hombres. Ellos no estuvieron allí, no tienen ninguna evidencia de lo que sostienen, no tienen  nada que pueda comprobar su postura, pero igualmente dicen que el universo se origina con el Big Bang.

En una postura, sostenemos que Dios lo sabe todo, en la otra, que el hombre lo sabe todo.

Ambas posturas requieren fe. Fe en Dios o fe en el hombre. Y es así que eliges estudiar el pasado, con fe en Dios o con fe en el hombre.

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