El ambicioso deseo de obtener

Una de las actividades más populares de Halloween es salir casa por casa a pedir caramelos, si el dueño de casa te los da, es un trato, si el dueño de casa te los niega, es un truco, y quedará expuesto a que se le haga alguna maldad o travesura.

TRATO – Dame lo que te pido sin importar las consecuencias
TRUCO – Si no me das lo que te pido sufrirás las consecuencias.

Las personas somos expertas en pedir, nos encanta que otros nos cumplan nuestros deseos. Y los cristianos no escapamos a esta realidad, muchas veces hasta interpretamos mal algunos pasajes bíblicos para poder fundamentar nuestro AMBICIOSO DESEO DE OBTENER COSAS DE DIOS.

Salmos 37:4 Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón.

Muchas veces, creemos que Dios no es justo con nosotros, y que él debería concedernos las peticiones de nuestro corazón siempre. Pero… la palabra de Dios dice “deléitate” ese término, implica que nos vamos a poner de acuerdo, que nos va a gustar la forma en que Jehová piensa, porque dice, deléitate EN Jehová, es una condicionante, que me agrade, que disfrute como es Jehová, para que el conceda las peticiones de mi corazón, que, si me estoy deleitando en él, entonces serán las peticiones que él espera de mí, pero no siempre es así.

CUANDO NO ESTAMOS ENAMORADOS DE DIOS SINO DE LO QUE ÉL NOS PUEDE DAR.

Imagina que estas de novio y tu pareja te dice que te ama, y te quiere, y le encanta pasar tiempo contigo, pero vos has notado cosas extrañas en la relación. Cada vez que salen y están juntos, siempre te pide que le compres algo. Ropa. Un nuevo celular. Entradas para un evento. Te pide que le ayudes en esto o lo otro, y no tienen una sola conversación que no termine con: “¿Me compras esto? ¿Me das esto? ”. Pronto te das cuenta que tu tarjeta de crédito ya no puede aguantar todas estas compras y le dices a tu pareja: “Perdóname, mi amor, pero ya no puedo comprarte nada”. Al otro día corta contigo por mensaje de texto diciendo: “Yo no puedo estar con alguien que no me ama. Ya nunca te quiero ver”. Porque no le diste lo que te pidió, ya no quiero estar contigo.

Tal vez te sentirías triste por un tiempo (¡o tal vez aliviado!), pero cualquiera te diría, “Ella nunca estaba enamorada de ti, estaba enamorada de lo que tú le podías dar”.

CUANDO DIOS ES PARA NOSOTROS COMO UN GENIO DE LA LÁMPARA.

Canción popular: 3 cosas hay en la vida, salud, dinero y amor. Cuando tomamos a Dios como genio de la lámpara pedimos estas 3 cosas, porque va muy bien con los 3 deseos que tenemos.

Muchas veces nos acercamos a Dios como si fuera el genio de la lámpara. Pedimos cosas, queremos cumplir nuestros caprichos, pero cuando Dios no cumple nuestros deseos, lo rechazamos y cubrimos nuestro egoísmo con excusas como: “Es que Dios no responde a mis oraciones”, “Es que Dios no me escucha”, “Es que Dios no es justo”.

El hecho de que Dios no te haya dado todo lo que tú corazón desea no significa que él no existe o que él no te escucha, simplemente Él tiene un plan y un parámetro diferente para santificarte que tú.

Muchos de nosotros oramos en momentos de aflicción pidiendo que Dios solucione nuestras circunstancias inmediatas. “Estoy enfermo, quítame esta enfermedad”, “Estoy deprimido y solo, quítame esta depresión”, “Estoy en deuda, quítame estas deudas”. Pero la voluntad de Dios no es cambiar tus circunstancias, sino cambiar tu corazón, para que en el futuro tú mismo puedas construir y superar tus circunstancias.

Todo lo que pedimos, siempre están en relación directa con algo que queremos lograr, para de esa forma, satisfacer nuestra necesidad de apagar algunos de nuestros miedos más íntimos. El miedo a la soledad, el miedo a la falta de afectos, el miedo al dolor, el miedo a la necesidad.

DIOS NO TIENE MIEDO DE  NUESTRO DOLOR, DIOS NO TIENE MIEDO DE NUESTRA AFLICCIÓN, DIOS NO TIENE MIEDO DE LAS CIRCUNSTANCIAS.

Pero Dios no tiene temor de lo que nosotros sentimos. Su soberanía no depende de nuestras emociones. Él no tratará de anular nuestro dolor o de cambiar nuestras circunstancias con soluciones rápidas y temporales. Somos libres para expresar nuestro vacío y tristeza en el momento, pero él nos permite sentir ese vacío para que tengamos la necesidad de acercarnos a él, y recién en esa condición, somos capaces de deleitarnos en él, entonces, nuestras peticiones serán las correctas, y el las concederá.

Cuando Dios tiene en mente lo que quiere para nuestro bien, se va a meter con las cosas que ocupan nuestro corazón, y nos forzará a que dejemos de atesorarlas, y ese será un proceso doloroso.

Cuando en nuestro corazón no hay espacio suficiente para las cosas que Dios quiere poner dentro, Dios se encargará de arrancar las cosas que más atesoramos y que no dejan que él tenga lugar en nuestra vida.

 Y a veces hasta pueden ser cosas buenas, pero que están trayendo consecuencias malas, y Dios necesita quitarlas para colocar las cosas que él sabe que son las mejores. Dios tiene que crear espacios para que él pueda ocuparlos.

Lamentablemente los cristianos nos creemos expertos en jugar con el TRUCO O TRATO.
TRATO – Dios, dame lo que te pido sin importar las consecuencias y te voy a seguir.
TRUCO – Dios, si no me das lo que te pido entonces ya no voy a seguirte.

VIVIMOS DEMASIADO PREOCUPADOS EN OBTENER LO QUE PEDIMOS QUE NO NOS DAMOS CUENTA QUE ES LO QUE DIOS NOS QUIERE DAR.

Dios espera de nosotros que tengamos la capacidad de dejar que él nos dé las cosas que él quiere, y que aprendamos a pedir primero su presencia en nuestra vida, que él quite lo que no sirva y que ocupe esos espacios con su espíritu, y entonces muchas de las cosas que creíamos necesitar, ya estarán cubiertas, y otras dejarán de ser relevantes.

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