No vas a encontrar en la Biblia una frase similar a “es pecado cambiarse de sexo”, porque ese tipo de intervenciones quirúrgicas no se realizaban en aquel entonces, pero si miras la Biblia, en todo su contexto, puedes entender que cambiarse de sexo sí es pecado.
Cosas que debemos entender.
Debemos entender que Dios creó dos sexos: varón y hembra.
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Génesis 1:27
Debemos entender que Dios es quien determinó nuestro sexo porque es Él quien nos forma en el vientre de nuestra madre.
Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, siervo mío Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí. Isaías 44:2
Debemos entender que el cambio de sexo es ir en contra de la voluntad de Dios para nuestras vidas.
Debemos entender que Dios tiene un plan perfecto para cada uno de nosotros, sus planes siempre obran para bien, para vida eterna.
Debemos entender que el sexo con el cual nos dio vida, ese sexo también es parte de ese plan.
Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Jeremías 29:11
Debemos entender que aunque un hombre se cambie de sexo y adquiera una apariencia de mujer y tiene relaciones con un hombre, está practicando la homosexualidad, porque por diseño y por genética no ha dejado de ser hombre.
Del mismo modo, una mujer que se cambia de sexo y adquiere apariencia de hombre, si tiene relaciones con otra mujer, está practicando el lesbianismo, porque por diseño y por genética no ha dejado de ser mujer.
Debemos entender que todo modo de no aceptarnos o no vernos como Dios nos diseñó significa que no nos gusta su voluntad, que estamos en contra de lo que Él quiere para nosotros.
Debemos entender que nuestra identidad de género no es flexible, Dios no la estableció flexible.
Debemos entender que lo que ha hecho sentir a miles encerrados en un cuerpo que no corresponde con el género con el cual se identifican es el pecado, por lo tanto, si la raíz de todo es el pecado, dejar que ese pecado nos lleve a cambiarnos de sexo es dejar que el pecado domine nuestras vidas y sea quien dirija, cuando en realidad hemos sido llamados a combatir el pecado, sea del tipo que sea, que habita en nosotros.
Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. Romanos 6:14