El enojo de Jonás

Antes de hablar de El enojo de Jonás ¿Te has preguntado porqué algunas frases tan bonitas como «El cambio debe comenzar por mi, y luego por los demás» o «El cambio debe de empezar en casa» se han vuelto tan ridículamente aburridoras y trilladas una y otra vez por unos y otros?

Quizás es porque a pesar de que son frases muy bonitas y que encierran una gran verdad, se vuelven fría y huecas… porque casi nadie las lleva a cabo, y por eso es que tenemos que seguir usándolas una y otra vez.

Algo así le pasaba cientos de años atrás a Jonás… y era necesario que viviera situaciones extremas para que ese pesar de su interior pudiera salir a la luz, y recién entonces ser tratado por Dios.

Un interesante mensaje acerca del enojo, y de lo que hay muchas veces en el interior de nosotros que nos impide disfrutar cuando un pecador se arrepiente.

El enojo de Jonás

 Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó.

Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal.

Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida.

Y Jehová le dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto?

El enojo de Jonás

Y salió Jonás de la ciudad, y acampó hacia el oriente de la ciudad, y se hizo allí una enramada, y se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué acontecería en la ciudad.

Y preparó Jehová Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra sobre su cabeza, y le librase de su malestar; y Jonás se alegró grandemente por la calabacera.

Pero al venir el alba del día siguiente, Dios preparó un gusano, el cual hirió la calabacera, y se secó.

Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida.

Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: Mucho me enojo, hasta la muerte.

10 Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció.

11 ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?

Este mensaje, El enojo de Jonás, es la continuación del mensaje de el llamado de Jonás

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