Caminando por la cornisa del pecado

A veces creemos que son otros los que están poniendo en riesgo sus vidas pero hoy aprenderemos que casi todos estamos caminando por cornisas, corriendo por campos minados y creyendo que es nuestro pasado el que nos puso allí. Lee esto para descubrir la verdad.

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¿Verdad que tienen que estar locos haciendo eso?

Así estamos viviendo, sin entender en realidad el peligro del desastre moral.

Las sociedades en nuestra tierra están siendo destruidas moralmente. Esta destrucción moral está provocando sociedades heridas.

…Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. Isaías 1:5-6

Esa descripción de Israel que dio Isaías, describe a nuestra sociedad hoy.

Caminando por la cornisa del pecado

El motivo por el cual llegaron a ese estado en aquel entonces, es el mismo motivo por el cual hemos llegado a este estado hoy.

¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás. Isaías 1:4

El motivo del caos actual es únicamente el pecado, pero la iglesia tiene miedo de llamar pecado al pecado y ha comenzado a aceptar la posición del mundo que las personas realizan todas las atrocidades que vemos hoy debido a sus trasfondos, a sus heridas, a las carencias que han tenido.

No, no es tu trasfondo lo que te hace malo.

No, no son tus heridas las que te hacen malo.

Y No, no son las cosas que viste las que te traumaron.

No, no es lo que te faltó lo que hoy te hace malo.

Hay muchos con peores trasfondo que el tuyo y no son malos.

Hay muchos con mucho más heridas que las tuyas y no son malos.

Hay muchos que vieron peores cosas que vos y no son  malos.

Hay muchos que les faltó mucho más que a vos y no son malos.

Entonces les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación. Lucas 16:15

La sociedad toda, la iglesia en gran parte, los hombres y mujeres en general, están justificando sus maldades y eso nos impide cambiar.

Es mentira que te transformas en ladrón por las circunstancias de tu vida.

Es mentira que no puedes tener una relación fiel porque tu marido te engañó o es malo o tu madre o tu padre o tu vecino…

Es mentira que no puedes tratar bien a tu familia porque el pasado que viviste fue muy duro y te traumaste.

Es mentira que las circunstancias de tu vida te hacen asesino, ladrón, mentiroso, adúltero, engañador, traidor, aprovechado…

Es mentira.

Mira otra vez lo que dijo Jesús.

Entonces les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación. Lucas 16:15

Jesús quiere sacar a la luz que tus excusas son falsas ante sus ojos. Que ante sus ojos todo lo malo que hacemos es por nuestra propia maldad.

Que el mundo esté condicionado a no desarrollarse por sus circunstancias sí es verdad.

Que un hijo de Dios no pueda desarrollarse en todo el potencial que Dios tiene en su propósito es mentira.

Un hijo de Dios, sin importar qué le haya pasado, tiene de Dios el poder de vivir vidas nuevas.

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 2 Corintios 5:17

Sí los hijos de Dios sufrimos heridas.

Sí es verdad que hay momentos en nuestras vidas que necesitamos bajar nuestras revoluciones porque en el servicio a Dios y en nuestra vida normal, como decía Watchman Nee, hemos sido heridos o necesitamos renovar nuestras fuerzas.

Y David siguió adelante con cuatrocientos hombres; porque se quedaron atrás doscientos, que cansados no pudieron pasar el torrente de Besor. 1 Samuel 30:10

Pero después podemos continuar.

No siendo peores, siendo mejores.

Sí es verdad que los hijos de Dios hemos llegado con mucho pasado sobre nuestras espaldas, sí es verdad que hemos llegado con muchas heridas y hemos recibido heridas en nuestra vida cristiana, pero nada de eso nos endurece, nada de eso nos lleva a ser peores, sino que somos capacitados por Dios para ir dejando atrás nuestro pasado y continuar hacia delante.

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