¿Tú crees a todo lo que todos te dicen?, o ¿acaso sabes que casi no se puede creer en nadie porque la mayoría de las personas son mentirosas? ¿Cuánto destruye una mentira?
Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; Efesios 4:25
La sociedad está llena de mentiras y mentirosos. La mentira es uno de los mandamientos más violado en nuestro mundo.
Y lo peor es que muchas personas prefieren escuchar y creer y esperar y confiar en mentirosos… porque la mentira endulza el oído.
La mentira nunca soluciona los problemas, simplemente los origina o los agrava.
Las mentiras, han provocado problemas gubernamentales, problemas económicos, problemas familiares, problemas matrimoniales, problemas en los estudios, problemas con los vecinos, problemas con los amigos, problemas en los trabajos…
Es mentira cuando añadimos cosas a los hechos.
Es mentira cuando inventamos pretextos para excusarnos.
Es mentira cada “mentira piadosa”, la mentira nunca es piadosa, siempre es mentira.
Es mentira cuando nos comprometemos con cosas que no vamos a cumplir.
Es mentira cuando adulamos a alguien para nuestro beneficio.
De las personas que escuchas hablar, ¿a cuántas les crees todo lo que te dicen?
Detrás de toda mentira hay muchos otros pecados escondidos.
Las mentiras destruyen de un modo casi imposible de explicar y de notar, sólo después que la mentira ha calado, se ven las consecuencias.
La mentira destruye el carácter y la vida de una persona. El mentiroso comienza a vivir un modo de ser y una vida falsa para que sus mentiras no sean descubiertas.
Las mentiras destruyen familias, matrimonios, amistades, relaciones laborales… porque las relaciones se mantienen y construyen en base a la honestidad.
Las mentiras destruyen la iglesia porque la iglesia crece en base a la verdad.
Las mentiras llevan al infierno.
…y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre… Apocalipsis 21:8
Desde que Adán y Eva desobedecen en el Edén, el hombre se ha transformado en un ser mentiroso y engañador.
¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis. Juan 8:43-45
Cuán terrible y casi increíble es que la misma historia del Edén la reiteremos nosotros casi a diario.
Adán y Eva tenían la amistad de Dios, hablaban con Él ¿por qué pensaron que tal vez no les había dicho toda la verdad y la serpiente sí? Y todo se destruyó por creer aquella mentira
Una de las cosas llamativas de la mentira es que demuestra que la mayor parte del tiempo los hombres le están creyendo más al diablo que a Dios.
El diablo y sus seguidores siempre estarán cuestionando la veracidad de lo que Dios dice, siempre nos estarán haciendo una trampa para que caigamos en ella.
Sin arrepentimiento, el mentiroso volverá a mentir aunque lo enfrentes con su mentira.
Un ejemplo, cuando Dios vino al Edén para enfrentar a Adán y Eva con su pecado, ambos mintieron, le mintieron a Dios para no reconocer su culpa y su responsabilidad.
Desde aquel día todos los pecadores hemos estado más dispuestos a decir cualquier cosa menos la verdad, y preferimos creer la mentira a la verdad porque la verdad siempre implica un cambio de vida que muy pocos estamos dispuestos a realizar.
Uno de los atributos de Dios es su veracidad, Él es la fuente de toda la verdad, es el único que puede definir certeramente todas las cosas y es el único que puede hacérnosla conocer.