Los amargados y descontentos siempre buscan aliados, siempre buscan a quien contagiar y a quiénes usar para dar rienda suelta a sus malas emociones. La murmuración contagia la amargura, nunca te juntes con amargados, nunca escuches a los murmuradores, la murmuración y la amargura detienen las bendiciones de Dios.
Hay un tipo de persona que no puede hacer daño solo y siempre se busca aliados. Necesita apoyo y fuerza para conseguir su objetivo. Y en el camino por el desierto, las circunstancias revelaron que había muchas con ese problemita.
En Números 16 se relatan la quinta y la sexta murmuración de Israel contra Dios y en ese peregrinaje por el desierto se pueden estudiar un mínimo de 10 murmuraciones.
El murmurador. El murmurador sólo se puede quejar porque tiene cosas pero no está feliz con lo que tiene y quiere lo que no es suyo.
El murmurador es una persona con un espíritu desagradecido y amargado.
El murmurador es una persona que se pregunta “¿por qué Dios permite esto en mi vida?, ¿por qué Dios no me da aquello?, ¿por qué Dios es más bueno con los otros?…”
Y a medida que esa inconformidad se va metiendo cada vez más dentro de su alma, lo hace buscar quien escuche sus quejas y el murmurador comienza a contaminar a todos aquellos a los que comienza a susurrar en sus oídos.
Miremos a Coré; Coré era de la Tribu de Coat.
Toma la cuenta de los hijos de Coat de entre los hijos de Leví, por sus familias, según las casas de sus padres, de edad de treinta años arriba hasta cincuenta años, todos los que entran en compañía para servir en el tabernáculo de reunión. El oficio de los hijos de Coat en el tabernáculo de reunión, en el lugar santísimo, será este: Cuando haya de mudarse el campamento, vendrán Aarón y sus hijos y desarmarán el velo de la tienda, y cubrirán con él el arca del testimonio; y pondrán sobre ella la cubierta de pieles de tejones, y extenderán encima un paño todo de azul, y le pondrán sus varas. Sobre la mesa de la proposición extenderán un paño azul, y pondrán sobre ella las escudillas, las cucharas, las copas y los tazones para libar; y el pan continuo estará sobre ella. Y extenderán sobre ella un paño carmesí, y lo cubrirán con la cubierta de pieles de tejones; y le pondrán sus varas. Tomarán un paño azul y cubrirán el candelero del alumbrado, sus lamparillas, sus despabiladeras, sus platillos, y todos sus utensilios del aceite con que se sirve; y lo pondrán con todos sus utensilios en una cubierta de pieles de tejones, y lo colocarán sobre unas parihuelas. Sobre el altar de oro extenderán un paño azul, y lo cubrirán con la cubierta de pieles de tejones, y le pondrán sus varas. Y tomarán todos los utensilios del servicio de que hacen uso en el santuario, y los pondrán en un paño azul, y los cubrirán con una cubierta de pieles de tejones, y los colocarán sobre unas parihuelas. Quitarán la ceniza del altar, y extenderán sobre él un paño de púrpura; y pondrán sobre él todos sus instrumentos de que se sirve: las paletas, los garfios, los braseros y los tazones, todos los utensilios del altar; y extenderán sobre él la cubierta de pieles de tejones, y le pondrán además las varas. Y cuando acaben Aarón y sus hijos de cubrir el santuario y todos los utensilios del santuario, cuando haya de mudarse el campamento, vendrán después de ello los hijos de Coat para llevarlos; pero no tocarán cosa santa, no sea que mueran. Estas serán las cargas de los hijos de Coat en el tabernáculo de reunión. Números 5:2-15
Coré no era un hombre sin oficio, sin llamado de Dios. Por el contario. Debía, junto a sus hermanos, desarrollar un gran trabajo, un trabajo muy importante, pero él no estaba feliz, él quería algo en lo que se le notara más y eso lo estaba carcomiendo. Él quería ser importante, de ese tipo de importante que se nota, que todos ven. Él quería el lugar de Aarón o igual el de Moisés. Él quería que se viera su trabajo. En medio de todos los levitas descendientes de Coat, él sólo era uno más.
Pero el que está descontento no logra nada si está solo y eso lo sabía muy bien Coat, es por eso que comienza a comerle la oreja a otros prominentes dentro del campamento de Israel.
Coat era un hombre inteligente, sabía que para lograr algo de su propósito debía elegir bien a sus aliados y el mejor aliado que podía tener ahora era alguien con poder.
Así que busca dentro de las tribus guerreras y encuentra 250 aliados dentro de la tribu de Rubén, una de las mejores tribus guerreras. Pero tampoco se podía ir muy lejos, así que consiguió sus aliados entre los guerreros que acampaban a su lado.
Los de cerca, los que están a nuestro lado son los más fáciles de convencer, de comerles la oreja, porque están cerca y les podemos llenar la cabeza muchas veces en el día.
Y eso comenzó a hacer Coré.
Y rompió la convivencia pacífica del campamento.
Ya no se miraban del mismo modo. Ya no se trataban del mismo modo. Porque la murmuración rompe la convivencia.
Cuando se levanta la murmuración que rompe la paz no hay nada que vos y yo podamos hacer para convencer al amargado que está equivocado. Se le metió en la cabeza y en el corazón que somos malos y nada lo hará cambiar de opinión, es más, cuanto más intentes convencerle de su error, más encerrado en sus ideas y sentimientos heridos queda.
Moisés sabía eso, y sabía que necesitaba que la murmuración se detuviera para poder seguir con su trabajo de líder de ese enorme pueblo que debía vivir 40 años en el desierto. Así que Moisés le deja el problema a Dios.
¿Y qué hizo Dios?
A Coré, Datán y Abiram con sus esposas e hijos, Dios los hizo tragar por la tierra. La tierra se abrió bajo sus pies, cayeron en ese enorme hueco, y la tierra se volvió a cerrar.
Sobre los otros 250 rebeldes, Dios hace caer fuego y fueron quemados.
Así Dios eliminó a los rebeldes del campamento de Israel.
¿Y qué hizo el resto del pueblo?
Cuando el amargado murmurador se va, sus palabras aún quedan haciendo su obra.
Dentro del pueblo habían quedado personas que habían simpatizado con la murmuración de los rebeldes; no se les habían juntado para rebelarse porque no tuvieron valor, pero estaban de acuerdo con lo que ellos habían planteado.
Entonces Dios envió una plaga que comenzó a provocar la muerte de todos estos rebeldes de corazón y la plaga cesó cuando Aarón oró a Dios para que Dios les perdonara. Cuando Dios detuvo la plaga, ya habían muerto 14.700 personas.
La murmuración siempre nace en un corazón amargado y descontento con Dios.
Es por eso que hay personas que pasan por la misma circunstancia y reaccionan de forma diferente.
Imagínate a Coré teniendo que vivir la vida de José. No creo que hubiera dicho: para bien y salvación me trajo Jehová hasta acá.
Las murmuraciones del pueblo en el desierto se estaban haciendo cosa de todos los días. Ellos no estaban felices con lo que Dios hacía.
¿Cómo está nuestro corazón con lo que Dios hace?
¿Está agradecido o amargado?
Cuando está agradecido entendemos que todo lo que Dios hace obra para bien en sus hijos, aunque ahora nos parezca algo horrible.
Cuando está amargado, nos va a llevar a quejarnos, a murmurar contra uno o contra otro.
Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados; Hebreos 12:15
No dejen que nadie se aleje del amor de Dios. Tampoco permitan que nadie cause problemas en el grupo, porque eso les haría daño; ¡sería como una planta amarga, que los envenenaría! Hebreos 12:15 TLA
Todos los que se juntan con amargados se van a transformar en amargados.
Todos los amargados no van a recibir bendiciones.
Todos los amargados te arruinan hasta los días más lindos.
Todos los amargados te detienen en tu camino a alcanzar las bendiciones de Dios.
Mira que la amargura es un pecado que te contamina por medio de la murmuración.
Los amargados no se mantienen constantes en la obediencia a Dios porque pierden su confianza en Él porque son personas que se sienten frustrados, esperaban otra cosa de Dios.
Para los amargados y murmuradores nada nunca es suficiente y todo porque son ingratos, sólo piensan en sí mismos, usan a todos para su beneficio propio y no les importa a quienes destruyan en su camino.
Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. 2 Timoteo 3:2-5
Habrá gente egoísta, interesada solamente en ganar más y más dinero. También habrá gente orgullosa, que se creerá más importante que los demás. No respetarán a Dios ni obedecerán a sus padres, sino que serán malagradecidos y ofenderán a todos. Serán crueles y violentos, no podrán dominar sus malos deseos, se llenarán de odio, dirán mentiras acerca de los demás, y odiarán todo lo que es bueno. No se podrá confiar en esos orgullosos, porque actuarán sin pensar. En vez de obedecer a Dios, sólo harán lo que les venga en gana. Dirán que aman y respetan a Dios, pero con su conducta demostrarán lo contrario. No te hagas amigo de esa clase de gente, 2 Timoteo 3;2-5 TLA
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Pero, ¿dónde comienza la murmuración?