En el segundo mandamiento Dios nos quiere enseñar con la prohibición de adorar imágenes, que para adorarle, debemos hacerlo del modo que Él ha establecido en su Palabra y sin usar ningún tipo de representación.
No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. Éxodo 20:4-6
El segundo mandamiento no sólo prohíbe la fabricación de imágenes sino que también prohíbe la adoración a Dios de una forma engañosa, falsa.
El segundo mandamiento no sólo se refiere a imágenes.
En “imágenes” están incluidos todos los ídolos, imágenes y muñecos de oro, plata, yeso, etc., ante los cuales las personas se postran, piden, agradecen, etc., de la religión que sean; no importa si son católicos, sectas satánicas o como se quieran llamar, todo lo que incluya imágenes está fuera de la voluntad de Dios.
Este mandamiento prohíbe usar cualquier cosa que sea semejanza del cielo, de la tierra, del agua o de debajo de la tierra, para adorar a Dios o adorar como un dios.
Se incluyen también todas los objetos que se usan como amuletos o cualquier cosa que se use creyendo que ella nos puede librar del mal, enfermedades, peligros… ya sea cintita, crucifijo…
Este mandamiento prohíbe el uso de figuras y estatuas de Jesús como hombre para inclinarse ante ellas.
¿Por qué Dios prohíbe las imágenes?
Porque ninguna representación que el hombre intente hacer de Dios puede realmente reflejar su naturaleza y su carácter.
Porque aunque pudieran representarle, Dios es espíritu, por lo tanto ningún tipo de imagen puede identificarle.
Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. Juan 4:24
Nada puede mostrar lo todopoderoso, lleno de gloria y de amor, infinito…
Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Romanos 1:21-23
No hay ningún elemento en la tierra que pueda reflejar ni uno solo de los atributos de Dios.
Si alguien recurre a una imagen para acercarse a Dios, esa imagen es una mentira sobre Dios y lleva al hombre a conocer a Dios de forma engañosa.
Las imágenes llevan al error al buscar a Dios y al conocer a Dios.
¿De qué sirve la escultura que esculpió el que la hizo? ¿La estatua de fundición que enseña mentira, para que haciendo imágenes mudas confíe el hacedor en su obra? Habacuc 2:18
¿De qué sirve el ídolo para que lo haga su escultor? ¿De qué sirve hacer una imagen fundida o una estatua de un dios falso para que un escultor deposite toda su confianza haciendo ídolos inútiles y mudos? Habacuc 2:18 (P.D.T)
Las imágenes distorsionan el carácter de Dios e impiden que le conozcamos tal como Él es.
Este mandamiento prohíbe las imágenes porque ellas destruyen la adoración a Dios como Él quiere que le adoremos.
Dios quiere que postremos nuestro corazón y nuestra voluntad delante de Él y no nuestras rodillas delante de una imagen.
Las imágenes llevan a practicar un rito externo y Dios quiere que le adoremos con nuestro corazón.
Las personas se pueden estar inclinando delante de una imagen, pero no han sometido sus voluntades a Dios.
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