A lo que Dios obliga a Balaam.
Balaam, aunque hablaba de Dios, aunque tenía una aparente relación con Él, no tenía ni idea qué era la justicia de Dios.
El día siguiente, Balac tomó a Balaam y lo hizo subir a Bamot-baal, y desde allí vio a los más cercanos del pueblo. Y Balaam dijo a Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros. Balac hizo como le dijo Balaam; y ofrecieron Balac y Balaam un becerro y un carnero en cada altar. Y Balaam dijo a Balac: Ponte junto a tu holocausto, y yo iré; quizá Jehová me vendrá al encuentro, y cualquiera cosa que me mostrare, te avisaré. Y se fue a un monte descubierto. Y vino Dios al encuentro de Balaam, y éste le dijo: Siete altares he ordenado, y en cada altar he ofrecido un becerro y un carnero. Y Jehová puso palabra en la boca de Balaam, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así. Y volvió a él, y he aquí estaba él junto a su holocausto, él y todos los príncipes de Moab. Números 22:41-23:6
Balac llevará a tres montes diferentes para conseguir la maldición de la boca de Balaam. Al primer monte que lo lleva, Bamot-baal, este monte era un centro de adoración a Baal y Dios puso palabras en la boca de Balaam.
Primera bendición. Del versículo 7 al 10 Balaam habla lo que Dios le hace hablar y en lugar de maldecir a Israel, pronunció bendiciones. Esto molesta al rey Balac que decide llevarlo a otro monte para que viera a Israel desde otra perspectiva.
Balac esperaba obtener una maldición si veía al pueblo desde otro lugar.
Y lo llevó al campo de Zofim, a la cumbre de Pisga, y edificó siete altares, y ofreció un becerro y un carnero en cada altar. Números 23:14
Desde el monte Pisga casi se podía ver por completo el campamento de Israel y Dios vino otra vez al encuentro de Balaam y le hace pronunciar la segunda bendición que encontramos en los versículos del 18 al 24. Y nuevamente, en lugar de maldecir, Balaam es obligado por Dios a pronunciar palabras de bendición.
Pero Balac sigue pensando en que desde un nuevo punto de vista, Balaam le dé la maldición que él necesita.
Al tercer monte que lo lleva es al monte Peor. Desde este monte, Balaam podía distinguir por tribus cada uno de los campamentos de Israel.
Desde allí, Balaam es otra vez impelido por Dios a pronunciar la tercera bendición.
Y ahora Balac está enojado con Balaam y el consejo es que huya.
Ahora huye a tu lugar; yo dije que te honraría, mas he aquí que Jehová te ha privado de honra. Números 24:11
Balaam no era un siervo fiel a Dios, pero no podía decir lo que Dios no dice y nuevamente Dios pone palabras en la boca de este siervo infiel y debe pronunciar la cuarta bendición.
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