No, a enfrentarse al rey y los profetas de Baal lo manda Dios, ¿y que hace Elías?: Va.
¿Y qué era lo que faltaba?
Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña. Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún: Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez. V.34
Como para tirar agua estaba la cosa. Un cántaro de agua llevaba entre 38 y 39 litros de agua. Tiraron 3 veces, 4 cántaros de agua. Es decir 3X4X38=456 litros de agua.
Todos los líos de Elías habían comenzado por el agua y seguían con el agua.
¿Y sabes qué pasó ese día?
Y bueno, ¿se solucionó ahí la vida de Elías?
¿Después de esa victoria le tocó un banquete?, ¿un reconocimiento?, ¿un descanso?
Al rey lo mandó a comer, pero ¿y él?
Acab subió a comer y a beber. Y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas. V.42
Le tocaba una más.
Subió al monte Carmelo y de rodillas se puso a orar. Por seis veces su criado fue hasta un punto del monte Carmelo a mirar si veía venir alguna nube de tormenta, y volvía para decirle: “Todavía nada”, ¿y qué hacía Elías?
Seguía de rodillas orando, hasta que la séptima vez el criado vuelve diciendo que veía una nube del tamaño de una palma de la mano.
¡Una nube completamente insignificante! Pero en lo más imposible, en medio de lo más insignificante, Dios obra en medio de sus hijos que le obedecen.
¿Y se terminaron los problemas de Elías por la falta de agua?
No, aún le quedaba otra. Otra más en la que Dios le mostraba que en la obediencia se mueve la mano de Dios para dar la salida a sus hijos.
Y él dijo: Ve, y di a Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te ataje. Y aconteció, estando en esto, que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia. Y subiendo Acab, vino a Jezreel. Y la mano de Jehová estuvo sobre Elías, el cual ciñó sus lomos, y corrió delante de Acab hasta llegar a Jezreel. Vv.44-46
¿Te diste cuenta cuál fue la que le quedaba?
Corrió más rápido que el carro de Acab.
Cuando vos y yo estamos donde Dios nos puso a su servicio, Él promete encargarse de nuestras vidas.
Cuando se van secando nuestros arroyos, Dios sigue ahí, esperando nuestra obediencia, esperando que nos sujetemos a su voluntad, luchando una y mil veces por su reino, Él es quien abrirá puertas que nadie podrá cerrar. Él es quien nos dará fortaleza para seguir y ser más fuertes que todos los problemas, aunque parezcan gigantes.
¿Se nos secó algún arroyo?
Dios sabe cómo solucionarlo. No nos desanimemos. Aún Dios tiene mucho para sorprendernos.
¿Se acuerdan de esto que dije hoy: Dicen que el hombre puede vivir hasta 3 minutos sin oxígeno, 3 días sin agua, 3 semanas sin comida, si el tiempo sobrepasa, nos morimos? Bueno, falta agregar que no podemos vivir ni un instante sin esperanza, y nuestra esperanza es Dios.
Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan. Isaías 58:11
Esta predicación o mensaje trata sobre: 1 Reyes, Desaliento, Dificultades, Elías, Fe, Tiempos difíciles
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