Alguien que aceptaba ser el blanco de toda la ira de Dios, de ser completamente abandonado por su Padre, ¿cómo puede convencerlo la adulación de los hombres?
… sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, 1 Pedro 1:19-20
Jesús había determinado ser obediente por nosotros antes de que nosotros fuésemos. Jesús había determinado sufrir en obediencia porque nos amaba y nos quería llevar de vuelta al Padre. Jesús pagó el más alto precio para darnos el regalo más grande posible y que nadie más nos podría dar. Alguien tan puro, tan limpio, ¿cómo se puede dejar engañar por adulación?
Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. Juan 17:24
¡Qué generosidad! ¡Qué amor! Él lo hizo y dio todo por nosotros, y nosotros sólo le aclamamos los días que cumple los anhelos de nuestro corazón y los demás, cuando la vida no tiene el color que nos gusta, le somos infieles, ingratos, murmuramos en su contra, nos rendimos, le volvemos la espalda y hasta le traicionamos, igualito que la gente de Israel. Alguien que ama tanto, ¿cómo se va a dejar engañar con falso amor?
Cuando entraba en Jerusalén debía escuchar los “hossana” y pensar en que le abandonarían, pero que después, de entre aquella multitud, de entre el resto de nosotros, encontraría algunos que le amaríamos de verdad. Que no le adularíamos sino que le adoraríamos. Algunos que le daríamos la entrada triunfal en nuestras vidas para que fuera nuestro Señor.
Ellos y nosotros hemos querido domesticar a Jesús a nuestro antojo. Hemos querido manejarlo. Hemos querido dominarlo. Hemos creído que por aceptar a Cristo en nuestro corazón, conseguiríamos de Él todo lo que queríamos.
¿Pero cómo vamos a domesticar, o manejar, o dominar a quién lo tiene todo planeado desde antes de la fundación del mundo?
Ellos buscaron adularlo, no adorarle, aquel domingo de ramos. ¿Cómo podía convencerlo la adulación al que tenía planeado como devolvernos al Padre desde antes de las fundación del mundo?
¿Cómo podrá convencerlo nuestra adulación?
Él tiene otros planes hoy, como los tuvo aquella semana. Su plan es tener una entrada triunfal en nuestras vidas en donde los “hossana” se mantengan aun cuando dice que no; en donde el “Señor, te seguiré” se mantenga aun cuando haya mucho a lo que renunciar; en donde el “Señor, te serviré” se mantenga aun si vienen degollando.
Él planeó una entrada triunfal en tu vida. En mi vida. ¿Qué y cómo le vamos a decir nosotros?
Esta predicación o mensaje trata sobre: Juan, Semana santa, Sujeción, Sometimiento, Autoridad, Domingo de ramos, Jesús, Pollino de Asna, Palmeras
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