Pensando en las cosas de arriba

Y hay sólo dos dueños posibles para tu vida: Dios o el diablo.

Donde tengas puesta tu mirada, señala cuál de los dos es tu dueño.

A quien te pareces, indica tu dueño. Es tremendamente doloroso encontrar a personas que se definen como cristianos y sus vidas, lo que hacen, dicen, planean, donde van, los hace parecidos al diablo.

El objetivo por el cual vives, señala a cuál de los dos le diste poder de autentificación.

El modo en que enfrentas la vida, señala dónde está puesta tu confianza, si en Dios o en las cosas de este mundo.

Tu forma de tratar al prójimo, el tipo de amor que regalas, la lealtad que tengas, señala de cuál de los dos provienen tus sentimientos.

¿Viste las monedas falsas? O los billetes falsos.

Esos se parecen, pero no son. Y no tienen ningún valor, cuando los agarra el Banco los prende fuego.

Si sos un billete falso, uno que no tiene la mirada puesta en las cosas de arriba, Dios te tirará al lago de fuego.

¿Viste las monedas o billetes de otro país?

Esos no sirven a menos que te los cambien

¿Viste los billetes rotos o las monedas completamente sucias?

Esos no sirven a menos que los arreglen o los cambien.

La moneda, el denario que le dieron a Jesús, tenía una inscripción que decía: “César Augusto Tiberio, hijo del Divino Augusto”. El valor de la moneda descansaba en el poder y autoridad del César, no en la moneda en sí.

¿A quién le tocó una moneda vieja?

Ya no tienen valor. El decreto que le daba valor, fue revocado por uno nuevo que las declaró inútiles.

Podemos aparentar ser hijos de Dios, pero si no somos reconocidos en el cielo como hijos, somos monedas sin valor.

Si tu vida le da gloria a Dios, tu moneda adquiere valor.

Tu valor, mi valor, no está en nosotros, está en a quien glorificamos con nuestras vidas.

Si tu vida hace que los hombres blasfemen de Dios, tu moneda pierde valor.

Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros. Romanos 2:24

Las monedas falsas provocan que se sospeche que todas son falsas.

¿Te has dado cuenta que cuando avisan que están circulando billetes falsos, los revisan a todos?

¿No te pones nervioso ver como la cajera revisa tu billete  cuando se lo entregas para pagar tu compra?

Las monedas falsas, los cristianos falsos, han provocado que el mundo sospeche que todos somos falsos y nos dan vuelta para arriba y para abajo, buscando descubrir nuestra falsedad.

Porque no se nos nota lo suficiente que somos auténticos. Porque hay miles de cosas de nuestro día a día que no nos identifica con Dios.

Porque hay miles de pensamientos y sentimientos que se reflejan en nuestras vidas que manifiestan que nuestro pensamiento no está en Dios.

Porque nuestra vida no manifiesta que de verdad entendemos la santidad de Dios, es que somos monedas sin valor.

Cuando Isaías entendió su pecaminosidad delante de la santidad de Dios, Dios no le dijo: no es tan grave, Isaías, no te preocupes, sino que lo purificó y le perdonó su pecado.

Dios lo limpió para prepararlo para lo que debía hacer y fue cuando la vida de Isaías adquirió valor.

Tu valor, mi valor, no está en nosotros, está en a quien glorificamos con nuestras vidas.

Tu valor, mi valor, no está en nosotros, está en de quién es la inscripción de pertenencia de nuestra alma.

Este mensaje lo puedes ver en video desde nuestro canal de Youtube en «De quién es la inscripción?»

Esta predicación o mensaje trata sobre: Valor, decisión, vida cristiana, obediencia

– – – – – IMPORTANTE – – – – –

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